Estado municipal de Pilar ausente: 20 de junio sin banderas en Manuel Alberti

Diario de la Ciudad de Manuel Alberti (20-6-25) www.manuelalberti.com.ar Mientras muchas localidades del país se vistieron de celeste y blanco para conmemorar el Día de la Bandera este 20 de junio, en Manuel Alberti, partido de Pilar, la fecha pasó desapercibida. Las calles no mostraron banderas, no hubo señal alguna de apoyo municipal a la comunidad para embanderar el espacio público, y ningún gesto simbólico que evocara el espíritu de Manuel Belgrano.

No fue un hecho aislado. El último 25 de mayo, fecha patria por excelencia, se repitió el mismo escenario: ni una sola escarapela flameando desde las columnas del alumbrado, ni cintas, ni presencia institucional alguna por parte del municipio que encabeza Federico de Achával, conocido por su esquivo apoyo y compromiso con símbolos Patrios, lugares históricos y en especial con la identidad de Manuel Alberti.

Los vecinos (no militantes ni punteros políticos afines al espacio del intendente), dolidos y frustrados, no tardaron en manifestar su malestar. Algunos lo hicieron en redes sociales y otros n el comentar diario, pero el abandono fue evidente.

Manuel Alberti, una localidad con creciente sentido de pertenencia, fue nuevamente omitida de cualquier iniciativa cívica impulsada desde el gobierno municipal de Pilar

Mientras en el centro de Pilar el acto del 20 de junio contó con la promesa de lealtad a la bandera por parte de estudiantes y la presencia del intendente, en Alberti no hubo acto, ni mástil, ni discurso, incluso aún el Intendente sigue sin responder el expediente  004566/2025 presentado por la Asociación Cultural Sanmartiniana que pide se exprese sobre el paradero del busto del Gral. San Martín que quitaron y demolieron su pedestal de la Plaza principal.

La ausencia de acciones coordinadas desde el municipio —ni siquiera la entrega de banderas a instituciones escolares o sociales del barrio— deja un vacío que no puede pasar desapercibido.

El reclamo de los albertinos no es solo simbólico: es una demanda de visibilidad. Si hay presupuesto y voluntad política para decorar avenidas para campañas electorales o eventos deportivos, ¿por qué no para fechas patrias? ¿Por qué el 20 de junio y el 25 de mayo se viven con tanta frialdad en una comunidad que lleva el nombre de un prócer y que, en los últimos años, ha construido con esfuerzo sus propios símbolos, como el escudo, el himno y la bandera local?

El silencio institucional frente a fechas que deberían unir a todos los argentinos deja una herida. Porque no se trata sólo de colgar una bandera, sino de demostrar que hay un Estado municipal presente, dispuesto a acompañar a cada una de sus localidades, incluso a aquellas que parecen olvidadas.

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